viernes, 3 de mayo de 2013

La Pelota Vasca



Este deporte tiene sus orígenes en los siglos XV y XVI tanto en España como en Francia, Italia, Flandes, Alemania e incluso al otro lado del Atlántico, sin embargo el primer escrito que la sitúa en Bilbao data de 1509, donde se prohíbe su práctica en el pórtico de la catedral.
En el caso de la Villa de Portugalete en concreto, queda constatado por las actas redactadas por la Corporación Municipal que en el último tercio del S.XVIII (y antes incluso aunque no haya documentos) ya se había extendido su práctica.
Esto hace que en 1882, y por el alto interés entre la “chavalería” por el juego de pelota, mueva al alcalde, Don Fernando de Carranza a ceder unos terrenos para la construcción de un frontón.
 Y es que hasta ese momento lo que usaban desde hacía años, eran las paredes de la iglesia de Santa María (construida a finales del S.XV-principios del S.XVI) como frontones improvisados.
En septiembre de 1886 se hace realidad el proyecto, y el frontón Estrella albergaría partidos de las siguientes modalidades:
·         Blé
·         Chistera (xistera)
·         Rebote
·         Guante
La posesión de este iba a correr a cargo de Don Narciso Zabarte, miembro de una familia de famosos pelotaris de los que a continuación hablaremos por su importancia en el pueblo.
En cuanto al partido inaugural, la pareja Baltasar (en el dibujo de la izquierda) y Mardura vencieron a un trío de pelotaris por 55-51.
Hablar del frontón Estrella es hacerlo de la familia Zabarte Eguzkiaguirre, de la cual Narciso (natural de Mondragón) tuvo siete hijos, aunque el mayor, Miguel Rufino, (a la derecha) sería el más famoso.
Y es que en el momento que su padre se convierte en propietario del frontón, él tenía tan sólo siete años, pero se convierte en un gran pelotari por su excepcionalidad y rápida proyección en Madrid-México-La Habana. Todos estos logros le hacen ser denominado como “El primer pelotari del Universo” en la modalidad de cesta punta.
La construcción en 1895 del frontón cubierto Euskalduna en Bilbao, hace que comience el declive de todos aquellos al aire libre que había en los alrededores, lo que propicia que a comienzos del siglo XX, y por motivos de rentabilidad, el frontón empiece a usarse como zona para novilladas, bailes, veladas de boxeo, vaquillas emboladas y otros espectáculos como El Gran Circo Mexicano.

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