Este deporte tiene sus orígenes en
los siglos XV y XVI tanto en España como en Francia, Italia, Flandes, Alemania
e incluso al otro lado del Atlántico, sin embargo el primer escrito que la
sitúa en Bilbao data de 1509, donde se prohíbe su práctica en el pórtico de la
catedral.
En el caso de la Villa de
Portugalete en concreto, queda constatado por las actas redactadas por la
Corporación Municipal que en el último tercio del S.XVIII (y antes incluso
aunque no haya documentos) ya se había extendido su práctica.
Esto hace que en 1882, y
por el alto interés entre la “chavalería” por el juego de pelota, mueva al
alcalde, Don Fernando de Carranza a ceder unos terrenos para la construcción de
un frontón.
Y es que hasta ese momento lo que usaban desde
hacía años, eran las paredes de la iglesia de Santa María (construida a finales
del S.XV-principios del S.XVI) como frontones improvisados.
En septiembre de 1886 se
hace realidad el proyecto, y el frontón Estrella albergaría partidos de las
siguientes modalidades:
·
Blé
·
Chistera
(xistera)
·
Rebote
·
Guante
La posesión de este iba a correr a
cargo de Don Narciso Zabarte, miembro de una familia de famosos pelotaris de
los que a continuación hablaremos por su importancia en el pueblo.
En cuanto al partido
inaugural, la pareja Baltasar (en el dibujo de la izquierda) y Mardura
vencieron a un trío de pelotaris por 55-51.
Hablar del frontón
Estrella es hacerlo de la familia Zabarte Eguzkiaguirre, de la cual Narciso
(natural de Mondragón) tuvo siete hijos, aunque el mayor, Miguel Rufino, (a la
derecha) sería el más famoso.
Y es que en el momento
que su padre se convierte en propietario del frontón, él tenía tan sólo siete
años, pero se convierte en un gran pelotari por su excepcionalidad y rápida
proyección en Madrid-México-La Habana. Todos estos logros le hacen ser
denominado como “El primer pelotari del Universo” en la modalidad de cesta
punta.
La construcción en 1895
del frontón cubierto Euskalduna en Bilbao, hace que comience el declive de
todos aquellos al aire libre que había en los alrededores, lo que propicia que
a comienzos del siglo XX, y por motivos de rentabilidad, el frontón empiece a
usarse como zona para novilladas, bailes, veladas de boxeo, vaquillas emboladas
y otros espectáculos como El Gran Circo Mexicano.
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